sábado, 16 de octubre de 2010

MAYAS

LOS MAYAS
La civilización maya se inició entre el 600 y el 400 a.C. en las tierras bajas selváticas pertenecientes a los actuales territorios de Guatemala, Belice y sureste de México. Aunque se prolongó hasta la conquista española a principios del siglo XVI, alcanzó su apogeo durante el periodo clásico (200-900 d.C.). A diferencia de Teotihuacán, los mayas no crearon una estructura política unificada sino que formaron un cierto número de ciudades-estado con una cultura común. Las formas artísticas, los conocimientos científicos y la arquitectura monumental hicieron de los mayas el pueblo más civilizado en muchos aspectos del continente americano.
Hacia el 600 a.C. las tierras bajas mayas experimentaron un gran y rápido aumento de población. El área, salpicada de pequeñas comunidades agrícolas, vio la emergencia de poderosos cacicazgos hacia el 400 a.C. De entre todas estas entidades destacaron lugares como El Mirador, Tikal, Cerros, Becan y Dzibilchaltun, que se convirtieron en grandes centros ceremoniales, con decenas de miles de habitantes. Se levantaron enromes templos y amplias plazas para reflejar el poder y la autoridad de los gobernantes mayas. La cerámica y otras artes, obra de artesanos especializados, eran uniformes en toda el área.
Los cacicazgos mayas tenían estrechos vínculos económicos entre ellos y con otros de las tierras altas de Guatemala y la costa del Pacífico, incluyendo Izapa y Kaminaljuyú. De todas estas culturas, los mayas adoptaron la costumbre de esculpir estelas para codificar acontecimientos históricos. Los gobernantes mayas posteriores patrocinaron el grabado de estelas con inscripciones que proclamaban su autoridad, glorificaban su genealogía y narraban sus conquistas. Dado que las fechas mayas guardan una correlación con el calendario europeo, estas estelas proporcionan una cronología muy precisa de la historia maya.
A principios del periodo clásico (hacia el 250-300 a.C.), los mayas entraron en la etapa más elevada de su civilización. En aquella época varias ciudades-estado maya competían por gobernar las tierras bajas meridionales, y dominar sus respectivos territorios. Entre estas ciudades estaban Palenque, Piedras Negras, Yaxchilán, Altar de Sacrificios, Seibal, Dos Pilas, Tikal, Uaxactún, Altun Ha, Caracol, Quiriguá y Copán. Como otras sociedades mesoamericanas, los mayas se regían por una clase nobiliaria que acaparaba el poder político y religioso. Las ciudades más pequeñas pagaban tributos a los gobernantes que residían en los principales centros urbanos.
Muchos trabajadores especializados encontraban empleo en estas ciudades mayas: arquitectos, tejedores, alfareros, miniaturistas, artesanos de adornos de pluma, canteros y escultores. Los mayas produjeron un arte y una arquitectura brillantes e hicieron importantes hallazgos científicos, en especial en astronomía y matemáticas. Construyeron grandes complejos ceremoniales, dominados por gigantescas pirámides escalonadas de piedra coronadas por templos dedicados a distintos dioses, y erigieron también palacios, plazas, observatorios astronómicos y juegos de pelota para las competiciones sagradas que se jugaban allí, como en el resto de Mesoamérica. Los mayas diseñaron también un elaborado y preciso calendario y un complejos sistema jeroglífico.
El primero de los principales centros mayas del periodo clásico fue Tikal, enclavado en el área selvática del departamento del Petén, en el norte de Guatemala. Tikal levantó su primera estela en el 292 d.C. y durante los siguientes 200 años dominó buena parte de las tierras bajas. Muchos factores explican el ascenso de Tikal. Su situación aunaba ricos recursos agrícolas, una posición militar estratégica y le permitía el control de los tráficos comerciales locales, especialmente los del cacao. Tikal era, además, un importante centro religioso y mantenía estrechos vínculos con Kaminaljuyú, en las tierras altas, y con la gran civilización de Teotihuacán. Probablemente, Tikal amplió su área de influencia estableciendo dinastías propias en otros centros menores, bien fuera por conquista, bien por matrimonio entre las elites.
Al principio del siglo VI varias ciudades desafiaron la supremacía de Tikal en las tierras bajas. En 592 el gobernante de Caracol, en el territorio del actual Belice, sostuvo una guerra victoriosa contra Tikal. El caudillo de Tikal fue capturado y asesinado en un sacrificio ritual, y muchos monumentos de la gran plaza de la ciudad fueron destruidos. Caracol creció desmesuradamente hasta el siglo VIII. Mientras tanto, algunos supervivientes de la dinastía de Tikal establecieron un nuevo estado en Dos Pilas y Aguateca y finalmente conquistaron el sur del Petén.
A finales del periodo clásico (600-900 d.C.) la población de las tierras bajas del sur superaba probablemente los diez millones de habitantes. En ese momento, la civilización maya sufrió un repentino y misterioso colapso. Entre el 800 y el 900 la actividad escultórica y arquitectónica cesó. Muchas ciudades fueron abandonadas y la población total de la región cayó en picado. Los estudiosos han sugerido muchas posibles causas para este colapso, entre las que se cuentan la superpoblación, epidemias, guerras y deterioro medioambiental con la consecuente bajada del rendimiento agrícola. Es probable que las causas variasen en cada ciudad.
Tras el colapso de las ciudades de las tierras bajas, el centro de la civilización maya fue transferido a las áreas septentrionales de la península de Yucatán, en particular a las ciudades de Chichén Itzá, Uxmal y Cobá. En el siglo X el pueblo tolteca procedente del norte de México invadió o emigró a la región, y la cultura maya sufrió el influjo de las costumbres, el arte y la religión toltecas. Los toltecas eran un pueblo de guerreros y comerciantes y bajo su influencia los dirigentes militares y los mercaderes mayas se hicieron más poderosos. Entre los años 1000 y 1250, Chichén Itzá era el estado dominante de la región y recibía el tributo de las áreas circundantes.
Hacia 1250 Chichén Itzá fue derrotado por la ciudad-estado de Mayapán. En este pequeño centro fortificado, una confederación de tres linajes aristocráticos estableció una unidad estatal en la región de la Península de Yucatán. A mediados del siglo XV esta unidad se descompuso en una docena de miniestados muy competitivos entre sí. Éste fue el panorama político que se encontraron los españoles cuando llegaron al Yucatán en 1517.
PERIODO PRECLASICO MAYA
Periodo formativo maya, periodo histórico de la civilización maya que comprendió aproximadamente desde el año 1500 a.C. hasta el 292 de la era cristiana. También se denomina periodo preclásico
PERIODO CLASICO MAYA
Periodo clásico maya, periodo histórico de la civilización maya, que comprendió aproximadamente desde el año 292 hasta el 900 de la era cristiana, durante el cual la civilización mesoamericana alcanzó su clímax. Véase Mesoamérica.
En su transcurso, que en parte coincidió con el esplendor de Teotihuacán en el centro de México, surgieron numerosas ciudades en la zona, como Yaxchilán y Palenque en el estado mexicano de Chiapas; Quiriguá en Guatemala y Copán en Honduras, o el centro ritual de Piedras Negras en Guatemala. En su fase inicial (325–625) se empleó el arco falso en la arquitectura y proliferaron las inscripciones calendáricas y de variados contenidos en estelas y otros monumentos. Durante su etapa de esplendor, que comprendió del 600 al 900 d.C., florecieron de manera extraordinaria la arquitectura, las estelas con inscripciones, las pinturas murales, hoy en parte descifradas, y diversas formas de cerámica (véase Arte y arquitectura mayas). Se alcanzaron también importantes adelantos en astronomía y aritmética. Tikal fue la mayor ciudad del área maya, que en su apogeo llegó a contar con una población estimada en 50.000 personas. Otra ciudad que floreció en el mismo periodo fue Cobá. Sus ruinas incluyen más de 6.500 estructuras y una amplia red de caminos. Al final de este periodo de esplendor surgieron también Chichén Itzá y en la región Puuc, Uxmal, Kabah, Labná y Sayil, entre otras. En dichas ciudades existen construcciones suntuosas de varios niveles, pirámides de gran altura, estructuras levantadas sobre columnas y patios ceremoniales ornamentados con mosaicos tallados en piedra.
PERIODO POSCLASICO MAYA
Periodo posclásico maya, periodo histórico de la civilización maya que comprendió aproximadamente desde el año 900 hasta el 1527 de la era cristiana. Se le conoce también como periodo mexicano.
En este lapso de tiempo se hizo presente la influencia tolteca de los itzáes, grupo invasor que se estableció en Chichén Itzá e introdujo estilos en el arte y en la arquitectura propios de Tula. Los itzáes llevaron igualmente el culto a diversos dioses adorados en el altiplano central (véase Altiplanicie Mexicana), así como la costumbre de obtener prisioneros mediante la guerra para ofrendarlos al Sol. Chichén Itzá, ciudad muy importante entre los siglos X y XII, presenta en su arquitectura elementos tanto mayas como foráneos. Los invasores itzáes, provenientes quizás de Tabasco, ocuparon Chichén y le dieron su nombre, que significa ‘boca de los cenotes de Itzá’. Al caer Chichén Itzá, Mayapán ocupó su lugar como gran capital y se creó la Liga de Mayapán, alianza entre ésta y las ciudades de Chichén Itzá, Uxmal e Itzamná, entre otras, para defenderse de ulteriores invasiones, que prevaleció hasta el año 1182. Tras cruentas guerras, Hunas Ceel, señor de Mayapán, logró derrotar al grupo itzá de Chichén Itzá y también dominó Itzamná hacia el año 1200 de nuestra era. A partir de entonces, y hasta 1441, Mayapán volvió a ser el centro político de una vasta región, ya no como miembro de una Liga, sino como la capital de un Imperio. Se estima que doce Estados mayas fueron sojuzgados y que el gobierno se centralizó. Durante estos años se introdujeron en la península de Yucatán el arco y la flecha utilizados por los numerosos mercenarios toltecas, llamados para ayudar a mantener el dominio sobre los pueblos sojuzgados. La tiranía impuesta por Mayapán se hizo intolerable y a mediados del siglo XV la ciudad fue saqueada e incendiada. Surgieron entonces pequeños señoríos independientes; la decadencia cultural se prolongó hasta la conquista de Guatemala (1525) y Yucatán (1527) por los españoles. Los itzáes permanecieron independientes en sus remotos dominios hasta 1697, año en que fueron conquistados y su ciudad capital, Petén-Itzá, destruida.

LOS DIOSES MAYAS
Los dioses mayas se distinguen por su naturaleza antropomorfa, fitomorfa, zoomorfa y astral. La figura más importante del panteón maya es Itzamná, dios creador, señor del fuego y del corazón. Representa la muerte y el renacimiento de la vida en la naturaleza. Itzamná se vincula con el dios Sol, Kinich Ahau, y con la diosa Luna, Ixchel, representada como una vieja mujer endemoniada. Algunos investigadores opinan que su nombre deriva de las palabras con que supuestamente se definió ante los hombres: “Itz en Caan, itz en muyal” (“Soy el rocío del cielo, soy el rocío de las nubes”). Pero también parece que significa “casa de la iguana” y, conforme a esta idea, habría cuatro itzamnás, correspondientes a las cuatro direcciones del universo. Cuatro genios o divinidades, los Bacabs, por otra parte, aparecen como sostenedores del cielo, identificados con los cuatro puntos cardinales que, a su vez, se asocian con colores simbólicos (Este: rojo; Norte: blanco; Oeste: negro; Sur: amarillo), un árbol (la ceiba sagrada) y un ave. Según otra versión, los pueblos mayas serían hijos de Hunab Ku, ser supremo y todopoderoso.
Chac, que se destacaba por su larga nariz, es el dios de la lluvia y suele aparecer multiplicado en chacs, divinidades que producen la lluvia vaciando sus calabazas y arrojando hachas de piedra. Las uo (ranas) son sus acompañantes y actúan como anunciadoras de la lluvia. Ligado con la vegetación y con el alimento primordial entre los mayas y otras culturas precolombinas estaba el joven dios del maíz, Ah Mun, en frecuente lidia con el dios de la muerte, Ah Puch, señor del noveno infierno, dios de la muerte. Otras divinidades asociadas con las tinieblas y la muerte son Ek Chuah, dios negro de la guerra, de los mercaderes y de las plantaciones de cacao. Sobresale también Ixtab, diosa de los suicidios.
La similitud y los contactos entre la cultura maya y la azteca explican la aparición entre los mayas de la serpiente emplumada (Quetzalcóatl), que recibe el nombre de Kukulcán en Yucatán y de Gucumatz en las tierras altas de Guatemala.
COSMOGONIA

Como en el mito de los orígenes de otras culturas, entre los mayas aparece el del silencio y las tinieblas originales. Nada existe y es la palabra la que dará origen al Universo. De ello se encargan los progenitores, entre los que se cuentan Gucumatz y Hurakán, el Corazón del Cielo, además de Ixpiyacoc e Ixmucané, abuelos del Alba.
La creación del ser humano pasó por varias pruebas hasta llegar a su estado definitivo. En el primer intento, la materia empleada fue el barro, “pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía”, no podía andar ni multiplicarse, “al principio hablaba, pero no tenía entendimiento”. En la segunda prueba, los progenitores decidieron hacer muñecos de madera, que “se parecían al hombre, hablaban como el hombre”, pero, aunque se multiplicaron, no tenían alma, entendimiento ni memoria de su creador, “caminaban sin rumbo y andaban a gatas”. Fueron destruidos y sobrevino un gran diluvio. Además de los males enviados por los dioses, también se rebelaron, vengándose de ellos, los perros, las aves de corral, las piedras de moler, los utensilios domésticos. El intento definitivo de creación concluyó con los hombres de maíz, que fueron cuatro: Balam-Quitzé (Tigre sol o Tigre fuego), Balam-Acab (Tigre tierra), Mahucutah (Tigre luna) e Iqui-Balam (Tigre viento o aire). Éstos estaban dotados de inteligencia y buena vista, de la facultad de hablar, andar y agarrar las cosas. Eran además buenos y hermosos. El desarrollo de los seres humanos se identifica entre los mayas con el principal cultivo y fuente de sustento, el maíz: “de maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”. Los mayas creían que había trece cielos dispuestos en capas sobre la tierra y que eran regidos por sendos dioses llamados Oxlahuntiku. La tierra se apoyaba en la cola de un enorme cocodrilo o de un reptil monstruoso que flotaba en el océano. Existían nueve mundos subterráneos, también dispuestos en capas, y regidos por sendos dioses, los Bolontiku, que gobernaban en interminable sucesión sobre un ciclo o semana de nueve noches. El tiempo era considerado una serie de ciclos sin principio ni fin, interrumpidos por cataclismos o catástrofes que significaban el retorno al caos primordial. Pero nunca se acabaría el mundo porque creían en la palingenesia, la regeneración cíclica del universo. Los libros del Chilam Balam exponen predicciones acerca de esos ciclos de destrucción y renacimiento, como la que relata la sublevación de los nueve dioses subterráneos contra los trece dioses celestiales, el robo de la gran serpiente, el derrumbe del firmamento y el hundimiento de la tierra. También en el Chilam Balam se dice que en 1541 llegaron los dzules, los extranjeros. Hasta ese momento estaba medido “el tiempo de la bondad del sol, de la celosía que forman las estrellas, desde donde los dioses nos contemplan”, pero llegaron los dzules y lo deshicieron todo. “Enseñaron el temor, marchitaron las flores, chuparon hasta matar la flor de los otros porque viviese la suya”: habían venido “a castrar al Sol”. Según los mayas lacandones, cuando se acabe el mundo los dioses decapitarán a todos los solteros, los colgarán por los talones y juntarán su sangre en vasijas para pintar su casa. Después reconstruirán la ciudad de Yaxchilán, donde se habrán refugiado los lacandones. Según otra versión, los jaguares de Cizín, dios del inframundo, se comerán al Sol y la Luna.
ASTRONOMIA MAYA
Entre los mayas, la cronología se determinaba mediante un complejo sistema calendárico y matemático. El calendario de los mayas, que se remonta probablemente al siglo I a.C., se basaba en una doble contabilidad: el ritual o tzolkin (de 260 días) y el solar o haab (de 365 días). En el calendario solar, el año comenzaba cuando el Sol cruzaba el cenit el 16 de julio; 364 días estaban agrupados en 28 semanas de 13 días cada una, y el Año Nuevo comenzaba el día 365. Además, 360 días del año se repartían en 18 meses de 20 días cada uno. Las semanas y los meses transcurrían de forma secuencial e independiente entre sí. Sin embargo, comenzaban siempre el mismo día, esto es, una vez cada 260 días, cifra múltiplo tanto de 13 (para la semana) como de 20 (para el mes). Un ciclo de 52 años solares o de 73 rituales sumaban 18.980 días y se denominaba ‘rueda calendárica’.
CALENDARIO MAYA
El calendario maya, aunque muy complejo, era el más exacto de los conocidos hasta la aparición del calendario gregoriano en el siglo XVI. La unidad más simple era el día o kin; un total de 20 kines componían un uinal; 18 uinales, un tun (360 días); 20 tunes, un katún (7.200 días) y así sucesivamente. Los finales de katún eran especialmente conmemorados. Véase Astronomía maya.
Para representar los números, los mayas utilizaban un doble procedimiento: usaban una combinación de barras y puntos propios de un sistema vigesimal, es decir, con base en el número 20, o figuraban cabezas humanas, cada una de las cuales representaba las cifras comprendidas del 1 al 13. En los dos sistemas se utilizaba el cero.
MITOLOGIA Y RELIGION
A lo largo de los siglos la evolución de la religión y la mitología maya hizo referencia al mundo de los poderes a los que se rendía culto. Durante los periodos preclásico y clásico se centraba en el culto a un gran número de dioses de las fuerzas de la naturaleza y a los cuerpos celestes. Algunas de sus deidades supremas eran: Kukulcán, dios de los vientos, la guerra, la muerte repentina y los sacrificios humanos, versión maya del dios azteca Quetzalcóatl; Chac, dios de la lluvia; Itzamná, dios de los cielos y el saber; Ixchel, esposa de Itzamná, diosa de la luna y protectora de las parturientas; Hunab Ku, deidad única; Ixtab, diosa del suicidio, y Ah Puch, dios de la muerte. Otras deidades destacadas eran: Ah Mun, Chac Mool, Bacab, Kinich Ahua y Ah Mucen Cab.

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